Solitaria es la noche estrellada,
Las olas del río acompañan mi morada
En las tinieblas de tus recuerdos.
El campo solloza, rodeado de luciérnagas
Que danzan al compás de mi clamor.
¿Dónde estás señor del vino?
¿Por qué te fuiste dejando como castigo
El aturdidor
recuerdo de tus besos benignos?
Este cuerpo atormentado reclama tu cuerpo
Esta voz desesperada suplica agonizante tu regreso.
Ven y toma mi alma esta noche
Bebe a mi lado el licor del olvido
Te ofrezco en mis brazos ceñidos
El regalo bendito del eterno destino.
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